La finalidad de nuestros propósitos siempre debe ser identificada para que podamos ir tras las metas con mejor claridad.
Es probable que tengas claro lo que quieres hacer, pero si estamos hablando de finanzas es importante que te preguntes lo siguiente…
¿Lo que estoy haciendo ahora me llevará a la libertad financiera?
Es una pregunta totalmente válida, no quiere decir que el dinero debe ser lo único que nos importa, quizás yo no lo buscaría con tanta disciplina si no fuera porque los problemas económicos trascienden en ocasiones a temas sensibles como la salud, el bienestar de la familia y las limitantes en términos de recursos y tiempo de explorar el mundo que nos rodea, por no mencionar otros.
El hecho de que tengamos tantas opciones para producir ingresos y alcanzar libertad financiera me hace pensar que si alguien no se propone con seriedad alcanzarla es porque no ha comprendido su importancia.
¿Qué es la libertad financiera?
No es necesariamente ser millonario, una persona goza de libertad financiera desde el momento en que los imprevistos que se le presentan en la vida no son por falta de dinero.
Cuando tienes libertad financiera no estás esperando que tu jefe o la empresa para la que trabajas te pague a fin de mes para poder pagar los servicios básicos de tu hogar. Cuando la tienes, no vas al supermercado evitando los pasillos donde se encuentran las cosas que te gustan para solo llevar a casa las que te puedes permitir pagar.
Alguien libre, financieramente hablando, puede tomarse un descanso físico y dejar que su dinero trabaje por él, puede viajar o quedarse en casa disfrutando de tener en su hogar todos los accesorios que le brindan momentos placenteros.
Cuando el dinero no es un tema que te limite puedes ocuparte mejor de tu crecimiento personal o aún más importante, si tienes hijos, encargarte de que tengan una alimentación, educación y apoyo económico para alcanzar sus sueños.
¿Por qué es tan importante?
Tenemos tantas cosas de las que ocuparnos que nos importan más que el dinero que son postergadas precisamente por no cumplir con el objetivo de tener libertad financiera.
Una mente despejada de deudas malas (de las que te hablaré en el siguiente artículo) puede reposar sin el pensamiento recurrente causado por el estrés que genera no poder suplir sin sufrimiento las necesidades básicas propias de cualquier ser humano.
La ausencia de solvencia económica limita de muchas maneras a las familias, porque no puedes negar que el dinero es esencial para poder llevar una vida digna.
No debemos buscar excusas para no salir de nuestra zona de confort en pro de hacer dinero. Mucho menos si el confort será mayor cuando lo tengas.
Si te parece muy banal apuntar constantemente al desarrollo económico, te propongo que lo hagas con ímpetu y constancia hasta que lo logres, luego podrás dirigir tus energías hacia propósitos más nobles.
Nos sentimos muchos más funcionales para la sociedad y para nuestra familia cuando somos un elemento que aporta soluciones, y allí, de nuevo, muy probablemente los tamaños de esas soluciones podrán ser directamente proporcionales a la cantidad de dígitos que muestre tu balance de ingresos y ahorros.
Y recuerda:
“Aquellos que dicen que algo no puede hacerse, suelen ser interrumpidos por otros que lo están haciendo”
Joel A. Barker
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