Aunque el dinero no es lo más importante de la vida, sabemos que nos ayuda a generar bienestar para nosotros y nuestro círculo familiar, razón suficiente para que nos mantengamos en la dinámica de aprender a producirlo y con inteligencia ponerlo a trabajar para nosotros.
El financiamiento externo, siempre que no sea una donación, podemos decir que es una deuda, algo común que no debe avergonzarnos porque en ocasiones, gracias a endeudarse, muchas personas han alcanzado metas productivas saliendo del compromiso de pagar ese dinero sin desequilibrar su vida en lo absoluto.
Ahora, existen deudas que vale la pena adquirir y otras para las que honestamente puede que no estemos preparados, o simplemente el endeudamiento no cumple con ningún propósito que sea de provecho en el futuro. A estas dos clases de deudas les llaman popularmente “deuda buena” y “deuda mala”.
Vamos a aprender a identificarlas, porque, como ya habrás notado, el trading es una escuela de vida que nos enseña mucho más que analizar gráficos o entrar y salir de los mercados, el ámbito financiero y la comprensión del mismo es un tema que no puedes dejar de lado.
Primero es importante que comprendas que para que una deuda pueda ser considerada como “buena”, no basta con que tengas buenos planes para invertir el dinero, también es una prioridad que, indistintamente de los resultados de la misma, tengas un plan para pagarla con tus ingresos actuales.
Antes de adquirir dicha esa deuda debes asegurarte que puedes responder afirmativamente a la siguiente pregunta ¿Puedo pagar esta deuda sin entrar en crisis en el caso de que la inversión que pretendo hacer no rinda los frutos que he proyectado?. Si la respuesta es “SI”, pasamos el primer filtro.
Deuda buena
Es un tipo de financiación que adquirimos, con el compromiso de pagarlo en un plazo determinado para el que estamos preparados. Debe representar una inversión y no un gasto.
Por ejemplo, un odontólogo necesita realizar unos tratamientos para los cuales no tiene el equipo necesario. El dinero que pida prestado para la compra de dicho equipo lo pagarán sus clientes. Aquellos que contraten los tratamientos realizados con el nuevo equipo.
Las deudas buenas se adquieren para invertir en bienes que se revalorizan con el tiempo, si compras una casa y logras alquilarla por un coste menor o casi igual que el de las cuotas que te corresponde pagar, habrás hecho un gran negocio.
La deuda buena también sirve para pagar estudios que te proporcionarán nuevas ideas de inversión o de negocio.
Ten presente que, el uso de las tarjetas de crédito representa un ejemplo cotidiano de la adquisición de deudas, si lo haces sabiamente podrás aumentar la confianza que tus acreedores tienen sobre ti y contar con un mayor financiamiento bancario para cuando identifiques una buena oportunidad.
Deudas malas
Las “deudas malas” por lo general son para lujos que nos seducen en el momento, de tal modo que nos hacen desviar la vista de lo que será el pago del compromiso.
Este tipo de deudas, en múltiples ocasiones, son adquiridas para pagar por algo que perece en el tiempo antes que la deuda en sí. Imagínate endeudarse para pagar un tour por Europa que dura un mes y luego pasar dos años pagando por ello. No digo que sea malo viajar y conocer, todo lo contrario, es uno de los placeres que te mereces, solo te digo que para ello es mejor que tengas una buena gestión de tus ingresos y ahorres para pagarlo sin dejar una deuda colgando.
En resumen, tal y como dice Sergio Fernández, del Instituto Pensamiento Positivo, la deuda mala la pagas tú y la deuda buena la pagan otros.
Y recuerda…
“El factor clave que va a determinar su futuro financiero no es la economía, el factor clave es su filosofía”
Jim Rohn
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