Déjame que te cuente una breve historia:
Julio del año pasado. Cala de Sa Barca Trencada. Mallorca.
Son las 12:30 aproximadamente y estoy sentado encima de mi toalla.
Hace mucho calor.
No hay mucha gente porque todavía no llegan turistas en masa.
Estoy mirando al mar. Es pura relajación.
Siempre que voy a la playa me llevo un libro. Un buen libro.
Me pongo a leer. Hay una ligera brisa que se agradece.
La vida es maravillosa.
Bueno, hasta que te la joden.
Sigo.
Llega un matrimonio con 4 niños.
Sí, 4 niños.
Niños con sus respectivos flotadores, cubos, palas, balones, colchonetas…
Y como Murphy siempre es muy simpático, se plantan a mi lado.
Los niños empiezan a jugar.
Respiro hondo. Paciencia. Son niños.
¿Y esto qué tiene que ver ahora?
Pues mira,
Poco rato después de la llegada de los niños y después de intensas y hondas respiraciones, me llega una notificación al móvil.
Es un mensaje automático de mi plataforma de Trading.
Me dice que me ha saltado el Nivel de Beneficios y se me ha cerrado una operación con las ganancias previstas.
Perfecto. Ya he ganado dinero desde la playa.
Pero no quiero que te confundas. Una cosa es tener operaciones abiertas y que se cierren solas con beneficios estando en la playa y otra muy distinta es operar con el ordenador desde la misma arena.
Lo último no es factible. Lo primero sí, y sienta muy bien.