Al principio no quise decir nada sobre el trading a mi círculo social. No quería que nadie supiera que me había metido a estudiar algo tan raro como el trading, sólo lo sabía mi mujer y, menos mal que me apoyaba, pero preferí mantenerlo en secreto. Pensaba que si lo contaba a mis amigos y familia y luego no me gustaba o no lo conseguía, iba a sentirme derrotado, iba a sentirme juzgado por la gente que me rodea al no haber sido capaz de conseguirlo, como otros tantos proyectos y aspiraciones que se quedaron en el tintero.
Si realmente te gusta este mundo, te atrapa desde el principio, porque a mí me atrapó y cuanto más estudiaba y más iba aprendiendo, más me gustaba y más sentía que debía hablar abiertamente de mi nuevas metas profesionales y personales… Y así lo hice.
Empecé a comentarlo a mis allegados, amigos, familia, compañeros de trabajo… Y hubo reacciones de todo tipo, desde los que se sorprendieron gratamente y me apoyaron, hasta los que me dijeron que iba a perder todo mi dinero, pasando por los que preguntaban que qué era eso del trading.
Poco después de contar mi nuevo proyecto, metas y aspiraciones, algunas personas de mi círculo social y familiar se empezaron a interesar por el trading y me pidieron que les echara una mano con los primeros pasos, orientándoles y enseñándoles lo básico para que pudieran empezar a operar. Lógicamente, tanto ellos como yo nos dimos cuenta que no basta con varias clases de un par de horas para poder tradear como un profesional. Fuimos conscientes que el mundo de los mercados financieros es mucho más complejo de lo que pensamos y que, el que se mete en el trading debe comprometerse y debe hacer las cosas de forma seria, responsable y con una firme disciplina.
Ahora, cuando me preguntan, cuento sin rodeos a qué me dedico, orgulloso de lo que hice y de lo que hago, porque tradear me hace sentir bien, estudiar trading me hace tener la mente despierta, y alcanzar la consistencia me hace sentir que puedo conseguir todo lo que me proponga, siempre que le ponga ganas, esfuerzo y paciencia.
Y recuerda:
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